Estrés Conyugal (cont.)

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Entre las posibles soluciones al problema del Estrés Conyugal se encuentran:

–      Aumentar la autoestima

–      Buscar ayuda profesional

–      No resignarse a sufrir este tipo de estrés

–      Romper el aislamiento social.

Debido a la sensible naturaleza de las mujeres éstas sufren (tanto física como mentalmente) más que los hombres las secuelas del estrés conyugal. Así por ejemplo, las mujeres que son víctimas del estrés conyugal triplican las probabilidades de sufrir enfermedades del corazón y potencian considerablemente los riesgos de padecer trastornos de ansiedad, depresivos, autoinmunes, alimenticios, gastrointestinales y del sueño. Estudios científicos demuestran que a diferencia de sus compañeros, los efectos negativos que se producen en la bioquímica femenina después de haberse producido una discusión marital perduran durante todo el día posterior a la misma.

A los hombres les afecta la separación de su pareja mucho más que a las mujeres debido a que, por lo general, pierden: el hogar, la convivencia con los hijos, la protección y el apoyo femenino. Ellos no son propensos a buscar asesoría profesional. De una u otra forma se ven afectados económicamente y como no están emocionalmente preparados para vivir en soledad se deprimen y se les afecta seriamente el sistema inmunológico por lo que frecuentemente suelen enfermarse. Esta situación es mucho más aguda sobre todo durante el primer año de la separación.

El estrés conyugal se caracteriza por la frecuente presencia de la    violencia emocional, asociada con las confusiones y dudas que surgen a partir de la incomunicación que se crea en las parejas producto del trato sarcástico o crítico-burlón, la falta de autoridad ante los hijos, la descalificación e incluso hasta por las miradas despectivas que recibe de su cónyuge.

Otro concepto que se relaciona estrechamente con el estrés conyugal es el de “codependencia”. Según Wikipedia:

La codependencia es una condición psicológica en la cual alguien manifiesta una excesiva, y a menudo inapropiada, preocupación por las dificultades de alguien más o un grupo de personas. Características de la persona codependiente: El codependiente suele olvidarse de sí mismo para centrarse en los problemas del otro (su pareja, un familiar, un amigo, etc.), es por eso que es muy común que se relacione con gente “problemática”, justamente para poder rescatarla y crear de este modo un lazo que los una. Así es como el codependiente, al preocuparse por el otro, olvida sus propias necesidades y cuando la otra persona no responde como el codependiente espera, éste se frustra, se deprime e intenta controlarlo aún más. Con su constante ayuda, el codependiente busca generar, en el otro, la necesidad de su presencia, y al sentirse necesitado cree que de este modo nunca lo van a abandonar. Es muy común que en una relación, el codependiente no pueda poner límites y sencillamente todo lo perdone, a pesar de que la otra persona llegue a herirlo de manera deliberada, esto es simplemente porque el codependiente confunde la “obsesión” y “adicción” que siente por el otro con un inmenso amor que todo lo puede. Por ende, el codependiente es incapaz de alejarse por sí mismo de una relación enfermiza, por más insana que ésta sea, y es muy común que lleguen a pensar que más allá de esa persona se acaba el mundo, hasta que reconocen su condición psicológica y el codependiente decide hacer algo para cambiar la manera en que vive y así, terminar con la codependencia o no volver a generar su codependencia en otras personas o en futuras relaciones. La codependencia consiste en estar total o casi totalmente centrados en una persona, un lugar o en algo fuera de nosotros mismos. La codependencia se caracteriza por una negación inconsciente de nuestras emociones. La negación es una respuesta humana natural a situaciones a las que no podemos hacer frente o que no podemos permitirnos sentir. Generalmente se origina en la niñez (pero puede aparecer a cualquier edad), dentro de un ambiente familiar (o grupal) no sano. Es nuestra forma de protegernos. Es un proceso inconsciente necesario para la supervivencia en determinadas circunstancias. Un codependiente debe superar esta enfermedad psicológica para poder ser libre de elegir con quien relacionarse y, más aún, poner límites… Algunos síntomas de la codependencia son: conducta controladora, desconfianza, perfeccionismo, evitar hablar de los sentimientos, problemas de intimidad, comportamiento protector, hipervigilancia o malestar físico debido a stress. A menudo la codependencia va acompañada por depresión, ya que el codependiente sucumbe ante sentimientos de frustración o tristeza extrema por su incapacidad de realizar cambios en la vida de la otra persona (o personas) y puede llegar también a producir ataques de pánico en quienes lo padecen.

Para concluir, mencionaremos a continuación algunas valoraciones del estrés en sentido general que obviamente también caracterizan al estrés conyugal. Cuando el estrés en tanto mecanismo que nos garantiza la supervivencia se convierte en distrés, con sus inherentes desequilibrios y desgastes, se pueden provocar en nuestro organismo (a corto, mediano y largo plazo) una enorme cantidad de problemas; se activan y se alteran factores de carácter bio-psico-sociales que aumentan el nivel de actividad conductual, cognitiva y fisiológica. De manera inmediata esto resulta inofensivo o de poco riesgo para nuestra salud y los síntomas cesan una vez que desaparecen los estímulos estresantes. Pero, cuando la respuesta estrés se hace sistemática, aguda, duradera o muy duradera debido a que no se eliminan / resuelven los factores estresantes, el organismo es sometido a un estado de perenne alerta que desencadena reacciones negativas / perjudiciales tanto para el cuerpo, sus órganos y funciones como para nuestra mente ya que no estamos debidamente preparados para tolerarlas.

NUESTRO CUERPO NO FUE CONCEBIDO PARA:

  • Estar todo el tiempo con la presión arterial alta.
  • Mantener en el torrente sanguíneo altos niveles de: azúcar, colesterol, grasas y hormonas.
  • Permanecer todo el tiempo con el pulso elevado.
  • Tener los músculos tensos permanentemente.

El funcionamiento del cerebro, del sistema inmunológico y del sistema endocrino se ve directamente afectado a nivel celular por cada una de nuestras emociones y por cada uno de nuestros pensamientos, lo cual se lleva a cabo gracias a la acción mediadora de sustancias llamadas neuropétidos. Los seres humanos somos los únicos organismos vivos en nuestro planeta que tenemos la capacidad de transformar nuestro sistema biológico a partir de las características de nuestros sentimientos y pensamientos. Todas y cada una de las estructuras celulares de nuestro cuerpo están permanentemente al tanto de nuestra manera de sentir y de pensar y en consonancia con ello se modifican.

El estrés aumenta la posibilidad de contraer enfermedades debido, entre otras razones, al deterioro que sufre el sistema inmunológico cuando lo padecemos. Tenga siempre en cuenta que el estrés es el efecto y no la causa de nuestros problemas. El estrés no es más que la expresión sintomatológica de que algo está mal en nosotros, de que algo anormal nos está ocurriendo y no una patología o enfermedad como comúnmente se piensa; luego, no basta con eliminar sus consecuencias solamente sino que lo más importante es eliminar sus causas.