La mayoría de las veces, discutir no vale la pena. Tenga presente las siguientes sabias palabras: nunca nadie ganó una discusión. Por lo tanto, entienda que no necesariamente siempre tiene que salir airoso en todo. Generalmente, perdiendo se gana. Usted pierde una discusión pero gana tranquilidad y no se busca enemigos. Al menos esté siempre de acuerdo en que no se tiene que estar de acuerdo con todo el mundo. Para que viva sin estrés, acostúmbrese a ceder.
Comprensión y tolerancia para resolver los conflictos, suelen ser las actitudes más sanas y convenientes para evitar el estrés. Haga todo el esfuerzo que esté a su alcance y hasta un poco más, por no tener conflictos personales con nadie y si ya los tiene apresúrese a limar las asperezas creadas. Los sujetos que poseen una personalidad flexible tienen muchas menos probabilidades de padecer estrés. Ser tolerantes y complacientes nos abre más posibilidades para alcanzar el bienestar en la vida. El Papa Bueno (Juan XXIII) aconsejaba: “Observe todo, deje pasar muchas cosas, corrija poco”. Los diplomáticos son exitosos porque están siempre dispuestos a perder batallas con tal de ganar la guerra.