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En todas las latitudes del planeta uno de los temas más abordados diariamente es sin duda alguna el del famoso estrés. Porque las circunstancias lo ameritan, todo el mundo habla de él aún cuando su sola mención ya nos crea cierta tensión nerviosa. No obstante si hacemos un acercamiento rigurosamente científico a lo que se escribe y se publica sobre el particular comprobamos que la mayoría de esa literatura se limita al análisis puramente teórico, sin aportar suficientes ni detalladas soluciones prácticas al magno problema a través de asesoría profesional para eliminar el estrés.
LA FALTA DE INFORMACIÓN PARA RESOLVER EL GRAVE PROBLEMA QUE SIGNIFICA PARA LA SALUD EL ESTAR ESTRESADO, RESULTA PARADÓJICO EN:
Un mundo donde la naturaleza se empeña en “regalarnos” cada vez más: ciclones, erupciones volcánicas, inundaciones y tornados.
Un mundo que cada año aumenta de forma alarmante su resonancia respecto a su campo electromagnético.
Un mundo atemorizado por las profecías apocalípticas de la Biblia, Fátima y Nostradamus, entre otras.
Un mundo en el que predomina la beligerancia entre los pueblos; donde vivimos bajo la permanente amenaza de destrucción nuclear; con pésimos gobiernos y peores gobernantes.
Un mundo expuesto a la violencia desde los tempranos juegos infantiles.
Un mundo donde el tráfico de drogas, con sus mortíferas implicaciones, está prácticamente fuera de control.
Un mundo ruidoso, con el medio ambiente contaminado y contaminadas nuestras mentes por la exposición a la propaganda, el amarillismo, el sexo y la pornografía en todos los medios masivos de comunicación.
Un mundo donde por lo general se quiere vivir por encima de las posibilidades y por ello siempre estamos endeudados.
Un mundo con propensión al pluriempleo y temor al desempleo para poder saciar un consumismo innecesario.
Un mundo donde la energía eléctrica nos está robando la energía personal y nos priva del reparador sueño nocturno.
Un mundo esclavo del desarrollo tecnológico.
Un mundo de crecimiento galopante del alcoholismo, el tabaquismo y demás adicciones.
Un mundo que consume cada vez más agua y comida de mala calidad.
Un mundo con una enorme crisis económica, pero también con gran crisis en los valores, en la religión y en la moral con pérdida de las buenas costumbres y exacerbación del individualismo.
Un mundo confundido por la exagerada cantidad de información que nos llega por las vías más disímiles a una enorme velocidad sin que nos dé tiempo a evaluar cuál es importante y cuál no.
Un mundo que discurre muy rápido, con mucha competencia y agresividad, con demasiada adrenalina, “dándole duro” hasta que el cuerpo aguante.
Un mundo cuyo incontenible desarrollo sociocultural está muy por encima de nuestras capacidades neurobiológicas de adaptación.
Un mundo sedentario con demasiada actividad intelectual. Donde se olvida que el cuerpo humano fue diseñado para desplegar cotidianamente una intensa actividad física.
Un mundo donde los países altamente desarrollados tienen que dedicar un monto considerable del Producto Interno Bruto a contrarrestar los estragos que causa en la población el estrés.
Un mundo donde, según estima la organización mundial de la salud, en el año 2020 la depresión relacionada con el estrés llegará a ser la segunda causa invalidante del género humano.
Por todo lo antes dicho, instruirnos sabiamente en el conocimiento de todos los intríngulis del estrés, en modo alguno será una pérdida de tiempo, una simple opción o un lujo; ello deviene en una moderna necesidad. Es procedente también conocernos bien a nosotros mismos para saber determinar nuestro margen de resistencia ante el estrés. Debemos determinar: cuándo, dónde y sobre todo qué es lo que nos lo provoca. Se hace necesario trazar un plan de acción para combatirlo y manejarlo consecuentemente a nuestro favor si queremos permanecer saludables física, espiritual y mentalmente, he ahí la razón del programa terapeútico Adiós Estrés, enfocado en la felicidad de la pareja y la familia.
Esta vida loca que nada ni nadie parece poder detener, es la causa fundamental no sólo del estrés que afecta a todos los sectores sociales sino de la mayoría de las enfermedades que se padecen hoy a nivel global. Ante esta penosa y alarmante situación, donde absolutamente todo cambia tan apresuradamente, nosotros le brindamos a quienes nos consultan una asesoría profesional que hace posible el enfrentar de forma consecuente las secuelas de esta convulsa experiencia que nos ha tocado vivir.
La verdadera solución al estrés no se encuentra en los analgésicos, antidepresivos, beta-bloqueadores o tranquilizantes, entre otras cosas, porque éstos sólo funcionan a corto plazo, tienen efectos secundarios y crean adicciones de carácter farmacológico. Como alternativa a la medicina psicotrópica ofrecemos diferentes soluciones que no adolecen de tales limitaciones; las mismas no sólo son factibles de aplicar sino que en su gran mayoría son totalmente accesibles. Pretendemos educar en cuanto a las tácticas y las estrategias que se deben y pueden asumir para preservar la salud en situaciones de exposición al estrés.