Pensamiento sano

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Todos y cada uno de nuestros pensamientos generan determinadas emociones, las que a su vez estimulan secreciones hormonales que afectan aproximadamente cinco trillones de células diseminadas por todo nuestro cuerpo. Así las cosas, cuando tenemos pensamientos del tipo “R” (rabia, resentimiento, resistencia, rencor, reproche y represión) favorecemos la producción de las hormonas del estrés. Mientras que cuando tenemos pensamientos del tipo “S” (sabiduría, serenidad, sexo, silencio, sonrisa y sueño) producimos las hormonas que contrarrestan el estrés. Los pensamientos “R” promueven actitudes “D” (desánimo, depresión, desesperación y desolación). Sin embargo, los pensamientos “S” estimulan actitudes “A” (acercamiento, amistad, amor, ánimo y aprecio).

No se deje influenciar por los tonos y los términos alarmistas que utilizan los medios masivos de comunicación. Tome consciencia urgentemente del vocabulario que de manera regular está utilizando cotidianamente y excluya de forma absoluta el enfoque estresante del mismo. Trate de eliminar (o utilizar lo menos posible) palabras tales como:

  • aprisa
  • corre
  • rápido
  • tíralo
  • urgente, etc.