En 1966 el psicólogo norteamericano Richard Lazarus (1922-2002) definió de manera general al estrés como: “El resultado de la relación entre el individuo y el entorno, evaluado por aquél como amenazante, que desborda sus recursos y pone en peligro su bienestar”. De forma particular, el estrés conyugal se produce en el seno de las parejas que tienen un estilo de vida problemático, negativo y tóxico; todo lo cual es perfectamente palpable desde una perspectiva clínica. El estrés conyugal es un tipo especial de estrés a largo plazo (crónico o del tipos dos). Este último es un estrés que perdura en el tiempo (por seis meses o más) y se caracteriza por tener serias implicaciones negativas en la conducta de las personas. Se llega a convivir tanto con él que podemos acostumbrarnos a su presencia. Esto es, mientras que al estrés a corto plazo lo reconocemos inmediatamente dado su carácter novedoso, nos descuidamos del estrés a largo plazo debido a que llega el momento en que nos resulta familiar.
Todas las parejas enfrentan con cierta regularidad discusiones, incomprensiones y disgustos debido a las cambiantes situaciones existenciales que la vida les depara; así por ejemplo: fluctuaciones en los ingresos económicos, advenimiento de los hijos, las relaciones con los familiares del compañero, altibajos en las relaciones íntimas, etc. lo cual genera, de una u otra forma, un determinado grado de estrés. Y esto debe entenderse como algo normal. Los problemas surgen cuando dicho estrés se manifiesta no de forma coyuntural sino de forma duradera.
ALGUNAS CAUSAS DEL ESTRÉS CONYUGAL SON:
– Aislamiento social forzoso.
– Carencia de recursos económicos.
– Convivir con una persona mitómana.
– Desestabilización emocional.
– Diferencias culturales y religiosas.
– Disfuncionalidad sexual.
– Exposición duradera a una relación hostil.
– Falta de comunicación.
– Falta de esperanzas de cambios positivos.
– Frustración.
– Infidelidad.
– Ira reprimida.
– Maltrato psicológico (ser víctima de desprecios, humillaciones, burlas, insultos, violencia emocional sutil, etc.).
– Miedo al abandono.
– Pobre o nula estimulación.
– Subvaloración.
– Violencia doméstica.
– Vivir temiendo represalias.
Un caso típico de estrés conyugal es aquel que sufre una persona insatisfecha, que constantemente tiene que subordinarse, que es engañada, despreciada, amenazada, insultada, ignorada y maltratada por su pareja física y/o verbalmente, que no puede expresar sus criterios, que es ofendida, controlada y que posee una baja autoestima.
Aunque el estrés conyugal tiene en el organismo humano las mismas implicaciones negativas que los demás tipos de estrés (enumeradas a partir de la página # 123 de nuestro libro Más de 100 Soluciones al Estrés) se destacan en este caso específico: las enfermedades endocrinas y reumatoides, incremento de las hormonas del estrés, inmunodepresión, muerte neuronal y pobre cicatrización.